A papá
Tu boca es un salmo,
tu boca herida.
Yo escucho el canto violeta
de sus labios, la palabra de sangre
y su lenguaje
de urgentes olvidos:
allá los besos tristes
y aquí el ávido silencio
de los alimentos terrestres
(ácidos y silvestres
o dulces y picantes,
el pan y el ajo triturado,
los quesos y las frutas).
Tu boca es un salmo,
tu boca herida.
Yo escucho su voz azul
alumbrando el paso
de mi memoria
en esta calma urgente
y homicida.
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