Todo artista es un estudiante y un investigador y, por lo tanto, todo artista tiene el potencial para enseñar su arte y para ejercer el juicio crítico sobre la obra artística. Ni la enseñanza del arte ni la crítica de la obra de arte son tareas indignas. El problema es de los que creen que ser profesor o crítico de arte es más importante que la labor creadora y procreadora (inspiradora) de los artistas.
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